viernes, 18 de diciembre de 2009

La chica más linda...

Hay una chica en nuestro pasado, el de todos nosotros, la chica más linda del mundo. Todos la hemos conocido, todos la hemos perdido, todos la recordaremos para siempre.

Yo la conocí a los 16 años, en la academia pre-universitaria a la que asistía. Era bellísima, con su piel canela bronceada por el verano hasta casi el color del chocolate, su figura menuda, sus rasgos finos y sus increíblemente bellos ojos claros. Rápidamente se hizo la enamorada de uno de los chicos guapos del salón; yo, por supuesto, era invisible para ella. Pero eso no me haría dar por vencido, me acerqué, me hice notar y nos hicimos amigos los tres, el rey, la reyna y el nerd número uno del salón; para el final del verano éramos inseparables.

Llegó Marzo, los exámenes de ingreso, la hora de la verdad. El ingresó a la Católica en el puesto más envidiado de todos, el último, yo no alcancé el primer lugar del examen, ella no ingresó; pocas semanas después, yo ingresé a la UNI, nos separamos y nunca más los volví a ver.

Hace unos días de improviso, después de 35 años, ví su nombre en una lista de distribución de correo. Tenía que ser ella, su nombre era bastante común pero su diminutivo (que ella usaba como nombre) era único e irrepetible, su hija estaba en el mismo grupo de estudiantes de intercambio que la mía; tenía que ser ella. Y entonces, en la cola para la visa, me la encontré.

- Hola, disculpa, ¿Tú, por casualidad, no estudiaste en la academia tal por el año '74, verano del '75?
- Si... ¡Qué loco! ¿Quién eras tú?, digo ¿Quién eres tú...?

Se acordó de mí, se sintió incómoda hablando de su enamorado de entonces en presencia de su esposo, intercambiamos eMails y quedamos en escribirnos para retomar la amistad; al fin y al cabo, nuestras hijas probablemente se van a hacer amigas este verano.

¡Como es la vida! A la vuelta de 35 años, ya con 50, sigue siendo linda para su edad. Yo, sin embargo, hubiera preferido no habérmela vuelto a encontrar. Hubiera preferido recordarla para siempre como era... La chica más linda del mundo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

El sentido del humor de...

Hoy me llegaron por el correo varias fotos cuyo único factor común es ser muy bellas fotografías. Una de ellas venía con el título... "Me encanta el sentido del humor de Dios" y de pronto quise compartirla con ustedes.



No sé si será un montaje ni me interesa saberlo, lo que quiero compartir es el mensaje: Dios está en todas partes y podemos verlo fácilmente con sólo querer verlo... y mirar.

Hay gente que ve el rostro de La Virgen en las líneas de la corteza de un árbol viejo, hay gente que ve el rostro de Cristo en la caprichosa silueta de un cerro en la distancia... ¿Por qué no ver su sonrisa en tres gallinazos volando al atardecer? Al fin y al cabo, si quieres ver a Dios en este mismo momento, sólo mira con fe en el fondo de los ojos que verás reflejados en cualquier espejo. Porque allí es donde está, dentro de cada uno de los que creemos en El; acompañándonos, escuchándonos, comprendiéndonos, aconsejándonos y, por qué no, sonriéndonos.

jueves, 15 de octubre de 2009

Conversando con mi padre

Hace unos días, el sábado pasado, estuve visitando a mi papá; mi papá está por cumplir 93 años. Hace sólo diez años manejaba auto, hace sólo cinco se ocupaba de todos sus asuntos legales y financieros, hace sólo dos nos acompañó por todo el proceso de perder a nuestra madre, su esposa, y fue la roca sólida en la que se apoyó la estabilidad emocional de toda la familia; hoy es un anciano que requiere atención permanente las 24 horas a pesar que el doctor dice que no tiene nada mal... excepto su avanzada edad.

Resulta muy duro ver a este hombre enérgico, independiente y autoritario, de quien dependimos tanto por tanto tiempo, convertido en un ser totalmente dependiente y es quizás por eso que no lo visito con la frecuencia que debería. Me deprime demasiado verlo como está ahora.

Pero esta última vez la enfermera que lo cuida me saludó al llegar y me comentó... "La vez pasada que vino usted, ingeniero, su papá no lo reconoció"

¿Cómo puede ser esto - le dije - si lo saludé, lo besé y me contestó el saludo? (Yo había pasado por la casa, sólo un momento, a dejar un encargo de camino a un evento empresarial donde participaba)

"Debe ser porque usted casi nunca viene con terno" me contestó "pero cuando usted se fué me preguntó... ¿Quién es ese señor que me ha saludado? ¿Lo conozco?"

Por eso esta última vez me puse a conversar con él. Conversar es un decir, me senté a su lado, lo abracé, le pregunté qué novedades y él se puso a contarme de un problema relacionado a unas propiedades de su familia en provincias que se acababa de resolver por la vía legal (cosa que yo ya sabía pero que me demostraba que estaba lúcido). Mi padre siguió contándome todos los antecedentes del problema, desde cuándo y cómo mi abuela había heredado esas propiedades y todo lo que había pasado a lo largo de tantas décadas, yo lo dejé hablar escuchándolo con atención y no lo interrumpí. Luego pasó a contarme distintas anécdotas de su vida, de cuando él se vino a Lima a estudiar, de cuando sus hermanos y hermanas fueron viniendo a Lima, a su casa, también a estudiar.... hasta llegar a cuando mi hermana terminó su universidad y él la contactó con una gran empresa donde hasta hoy, después de 25 años, sigue trabajando.

Ya casi me dormía, me costaba mantener la atención, mi padre habló casi dos horas seguidas sin parar. Al final, antes que empezara una nueva historia, le dije que tenía que irme (era verdad, tenía un compromiso) y que volvería otro día para continuar conversando. Me sentí mal al hacerlo, especialmente porque se notaba que a mi papá le entusiasmaba tener alguien que lo escuche, pero tengo la firme intención de volver este sábado y todos los sábados que pueda. No pude evitar, sin embargo, pensar en cómo será cuando sea mi turno de tener 93 años, estar confinado a la casa, ser totalmente dependiente... y estar básicamente solo todo el día.

Encontré por ahí este video que también trata del tema de la edad avanzada y que me puso a pensar...



No sé cómo será cuando sea mi turno, no sé si llegaré a vivir tanto y no sé si mis hijos estarán ahí para mi; pero ya no volveré a deprimirme por visitar a mi padre y no volveré a aburrirme con su interminable monólogo, porque hay una cosa que he comprendido: No es sólo cuestión de dar el ejemplo a mis hijos, no es sólo cuestión de hacer por él lo que quisiera que mis hijos hagan por mi, esos son pensamientos egoístas. Es cuestión de devolver, de todo corazón, todo lo que él ha hecho por mí, por todos sus hijos y por todos sus nietos, durante toda su vida. Se lo debo. Se lo ha ganado.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Renacimiento Epistolar.

Hay algo en la palabra escrita que no sólo captura la imaginación sino que también el corazón y, a veces, hasta enciende la pasión.

Aunque muchas veces despreciado y vilipendiado, acusado de infectar de impersonalidad las relaciones humanas, el internet ha sabido sin duda alguna resucitar las relaciones epistolares, la amistad epistolar y, también, el amor epistolar.

Pero las relaciones epistolares datan de siempre y siempre han sido la mejor parte de la vida de quienes tuvieron la suerte de tenerlas.

Gabriel García Márquez dibuja, en El Amor en los Tiempos del Cólera, uno de los ejemplos que más me inspiran. Fermina Daza y Florentino Ariza se enamoraron. No hubo una caricia, ni siquiera un beso, hubo cartas; las cartas eran todo para ellos y, al final, fueron el vehículo perfecto para encaminar la realización de su amor.

Hay otros epistolarios famosos en la vida real, como los 40 años de relación epistolar entre la actriz Stella Campbell y el dramaturgo Bernard Shaw, pero yo me quedo con la historia de los grandes poetas ingleses Elizabeth Barrett y Robert Browning. Entre los dos se estableció una relación epistolar de sólo dos años pero que, según lo que alguna vez se escribió, "ocasionó uno de los epistolarios más celebrados de la historia de la literatura". Esta historia me fascina porque ella estaba muy enferma, postrada en una silla de ruedas, pero luego de dos años de escribirse con Browning se casaron en secreto y huyeron a Italia donde ella se recuperó lo suficiente como para vivir todavía 15 años más e incluso tener un hijo a los dos años de su matrimonio.

No todos tenemos la grandeza de un Browning, un Shaw o un García Márquez; pero aún así yo creo que las cartas, o ahora los eMails, nos abren un universo de posibilidades para expresar amor, amistad, solidaridad y todo el amplio espectro de los sentimientos humanos. Y a veces, cuando la vida nos niega otras alternativas, se constituyen en el mejor, si no el único, medio de tocar el corazón de otras personas y dejar que éstas toquen el nuestro.

Nunca tocaré su piel,
nunca podré estar donde esté.
Cuando el amor es ciego,
el corazón no miente a unos ojos que no ven.
Para qué quiero más...
[Tam Tam Go!]

miércoles, 5 de agosto de 2009

Los Viejos Amigos (V)

Este es mi último post sobre el tema de los "viejos amigos" a quienes recurrí hace pocas semanas para unos días de reflexión. No se puede hablar de una profunda reflexión interior sin hablar del amor; amar es un mandato divino, "Ama a Dios", "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Amar, e incluso amarse uno mismo, es pues un mandato de Dios.

Pero si el amor en su sentido más amplio es el motor y motivo que debe guiar nuestras vidas, hay una clase particular de amor que es el que nos lleva muchas veces a realizar los más grandes sacrificios y cometer las más grandes torpezas. Es a esa clase de amor al que cantan todos los poetas y es esa clase de amor la que, incluso cuando nos hace sufrir, nos cura el alma.

Muy joven descubrí en Gustavo Adolfo Becquer al poeta del amor por excelencia y no son sus rimas más complejas, sino las más simples y directas las que mejor me ayudaron siempre a expresar algunos sentimientos como, por ejemplo, la inspiración con que nos llena la sóla existencia de la persona amada:

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Que es poesía?, ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

O la forma en que el más mínimo gesto, a veces involuntario, a veces imaginario, puede encender la pasión en nuestro corazón o llenarnos el alma de ilusiones, no siempre respaldadas por la realidad:

Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto.., la he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!

Pero cuando las reflexiones son largas y profundas, cuando es introspección y auto análisis de nuestros sentimientos lo que buscamos, la poesía antigua e inocente de Becquer no basta. Para explorar los rincones más oscuros y más íntimos del alma hace falta, al menos para mí, la dolorosa profundidad de la poesía de Pablo Neruda. Veinte poemas de amor...

Es Pablo Neruda el último de los viejos amigos que quería presentarles, y es su Poema XVIII el que hoy quiero compartir con ustedes.


domingo, 2 de agosto de 2009

Los Viejos Amigos (IV)

Hay dos viejos amigos más que les quiero presentar, pero por más que pensaba no me podía decidir a quién presentar primero, a quién dejar para el final.

La canción que decidí compartir hoy con ustedes pertenece a José Luis Perales y, aunque no trae un mensaje especialmente filosófico ni profundo, la llevo en el corazón y me ha acompañado siempre porque no me deja olvidar uno de mis más acariciados sueños aún sin cumplir. Ya dije alguna vez que estoy enamorado del viento y del mar; pues uno de mis sueños, uno que pienso cumplir de todas maneras antes de marcar mi tarjeta de salida, es el de navegar en mi velero desde aquí hasta las Islas Galápagos y de regreso, tal vez acompañado de alguien a quien ame y que me ame a mí. Por supuesto que primero tengo que hacerme de un velero oceánico, ya que en mi Sunfish no voy a llegar muy lejos, pero es un sueño que me he prometido no abandonar jamás.

Y así, esta canción de José Luis Perales es el penúltimo de los Viejos Amigos que quería compartir con ustedes.


jueves, 30 de julio de 2009

Los Viejos Amigos (III)

Alberto Cortez, el autor de la canción que puse en mi anterior post (cuyo video fue egoistamente bloqueado por quien lo subió a youtube, contradiciendo toda la filosofía de este gran poeta y obligándome a cambiarlo) fue uno de mis compositores favoritos en mi juventud. Pero otro gran artista, amigo y colega de Cortez, que también influenció mucho en mi forma de entender la vida, fue Facundo Cabral.

Estuve escuchando algunos discos de estos dos poetas, LPs de esos que ya son prehistoria para nuestros hijos, incluyendo algunos que grabaron juntos tales como "Cortezías y Cabralidades" y "Lo Cortez no quita lo Cabral" y quise compartir con ustedes esta composición de Cortez en la versión personalizada y única de Cabral.

Los discos de Facundo Cabral son sólo otros de mis "Viejos Amigos".


domingo, 26 de julio de 2009

Los Viejos Amigos (II)

Esta es una canción que estaba en la radio por la época en que terminaba la universidad, de alguna manera me inspiró a tomar la decisión de iniciar una carrera en aeronáutica a pesar de no ser ingeniero aeronáutico.

Esta decisión me llevó a trabajar en lo que yo más amaba por entonces, los aviones, me llevó a Rusia, a Francia, a Inglaterra. Me llevó a sentirme capaz de grandes cosas y a realizarlas; a perseguir una de mis dos grandes pasiones, volar. Y a pesar de que, al final, tuve que abandonar la aeronáutica como carrera, me quedó la experiencia de sentirme capaz de enfrentar grandes retos.

Muchas veces el lado práctico de la vida nos hace abandonar algunos sueños y, muchas veces, nuevos sueños los reemplazan y nos vuelven a hacer sentir realizados. Pero cuando hemos sido aventureros e intentado realizar esos viejos sueños, el saber que lo intentamos y el placer de la experiencia viven para siempre en nuestra memoria y nos hacen sentir que en cierto modo, por un momento, los alcanzamos.

Esta canción, que ahora deseo compartir con ustedes, es sólo otro de los viejos amigos que reencontré en estos últimos días. Para mí es un canto a la libertad, al espíritu de aventura, un llamado a desestimar la opinión de los demás cuando se trata de perseguir nuestros sueños. Hasta el día de hoy, cantarla me hace recordar que soy capaz de lograrlo todo, aunque todo me diga que es imposible.

viernes, 24 de julio de 2009

Los viejos amigos (I)

Estos días pasados, días de introspección, de revisar viejas lecturas, viejas canciones y viejos intentos fallidos de pasar por escritor, me han hecho reencontrarme con muchos de estos viejos amigos que, ahora, quiero conpartir con ustedes.

Estas citas no tienen ningún mensaje, no reflejan ningún estado de ánimo en particular, simplemente el placer de escuchar versos tan sentidos y tan bien escritos como por ejemplo:

...
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.

Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo...


Creo que por los próximos días los voy a torturar, a ustedes los pocos amigos que me leen, con algunas viejas canciones que a mí me encantan, que me traen recuerdos de años más jóvenes y evocan sentimientos que ahora me sale del alma compartir.


sábado, 18 de julio de 2009

Las prendas del amor

No hago otra cosa que pensar en ti. Por halagarte y para que se sepa, tomé papel y lápiz y esparcí las prendas de mi amor sobre la mesa. Buscaba una canción y me perdí en un montón de palabras gastadas. No hago otra cosa que pensar en ti... y no se me ocurre nada. (Joan Manuel Serrat)

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A estas alturas del siglo 21, de la edad de la informática la realidad virtual y la red mundial. ¿Cuales son las prendas del amor?

Acaso un acceso autorizado a un album de fotografías digitales, acaso la carpeta Recibidos de un servidor de correo en línea, acaso un disco virtual con acceso compartido. ¡Cuánto han cambiado los tiempos!

Después de releer todos los eMails, después de volver a ver todos los álbums, despues de revisar todos los archivos descargados y recordar sus circunstancias particulares. Después de recordar cada anécdota, cada promesa, cada sentimiento, cada pelea y cada reconciliación. ¿Dónde más buscar inspiración? ¿Dónde buscar consuelo? ¿Que más nos queda?

Nos queda todo aquello que teníamos "antes-de", lo que no es compartido sino propio, lo que fue en un tiempo alimento para el alma y ahora, olvidado en el más oscuro rincón de la memoria, espera fielmente por nosotros. Las viejas canciones, los viejos poemas, los viejos libros que leímos, los que alguna vez escribimos. Todos esos recuerdos de nuestra vida que habíamos dejado olvidados pero que siguen vivos dentro de nosotros, siempre allí como los viejos amigos, dispuestos no a decirnos nada sino simplemente a acompañarnos.

Y entonces, agradecidos, nos refugiamos en ellos; porque cuando queremos escondernos a lamer las heridas de nuestra propia conciencia, no hay mejor compañía que la de los viejos amigos.

miércoles, 15 de julio de 2009

Heraldo Negro...

Hoy día, justo ahora, sólo los versos de César Vallejo pueden reflejar cómo me siento.

domingo, 12 de julio de 2009

Jugando a escribir...

Esta es una historia que escribí, en inglés, hace algunos años ya. Pretendía ser el inicio de un nuevo fan-fic pero sólo resultó ser, tal vez, el epílogo de otro que acababa de terminar.

Está ambientada en la edad de piedra y enmarcada en el universo de la saga "Los Hijos de la Tierra" de Jean M. Auel. Aquellos que estén familiarizados con la saga, o al menos con los dos primeros libros "El Clan del Oso Cavernario" y "El Valle de los Caballos" podrán entenderla mejor pero, igual, acabo de traducirla y quería compartirla:


El Ultimo Invierno.

El sol descendía a lo lejos hacia el oeste sobre el solitario horizonte de la estepa, sus últimos y débiles rayos rojos apenas si calentaban la piel del increíblemente viejo anciano sentado en la gran roca al borde del precipicio; la roca era tan grande y tan fuera del lugar, que resultaba obvio que no pertenecía allí. Había tomado muchos hombres jóvenes y fuertes, con la ayuda de muchos caballos y casi una luna entera de esfuerzo comunitario, llevarla desde el fondo del estrecho valle hasta el punto más alto del acantilado. Había tomado muchas semanas de duro trabajo por muchos de los mejores picapedreros tallar en ella dos asientos espalda con espalda, uno mirando hacia el este, hacia el valle, el otro hacia el oeste, hacia el sol poniente. Tanto trabajo desperdiciado en algo de tan poca utilidad; pero había sido una obra de amor y el anciano lo sabía. Podía sentir el amor de su pueblo en cada adolorido hueso de su viejo cuerpo y en cada pequeña parte de su increíblemente arrugada piel, en cada bocado de comida que comía y hasta en el mismo aire que respiraba. Podía sentirlo en la lujosa ropa que vestía y en los delicados instrumentos utilizaba, todo ello hecho para él por su pueblo, pero sobre todo, podía sentirlo en la manera en que lo veneraban y lo engreían.

Agradeciendo a Ursus por su vista, razonablemente buena para su edad, el anciano observó cómo el enorme y rojo sol poniente tocaba el horizonte y tomó nota del lugar exacto donde lo hacía, tal como lo había hecho cada día desde que llegó a este valle hacía ya tantos años. Ninguno de los amigos y familiares que habían llegado con él al valle vivía ya, ni siquiera sus propios hijos e hijas que nacieron allí. Él era el último de los viejos padres, un espíritu vivo, una leyenda en todas las regiones vecinas, el más sagrado de los hombres vivientes. Pero él no pensaba en sí mismo de esa manera, él se veía tan sólo como un anciano que había vivido más de lo que le correspondía y que, ahora, sólo esperaba que Ursus viniera para llevarlo de regreso al seno de la Gran Madre Tierra, al mundo de los espíritus donde su querida esposa e hijos esperaban por él, donde finalmente él, después de todos estos años, volvería a ver a su madre.

* * * * * * *

Marc vio encenderse las antorchas en lo alto del acantilado y volteó a mirar a Deena, parada a su lado.

- “Ya no se le debería permitir subir hasta allá,” dijo un muy preocupado líder, “es demasiado viejo. Podría caerse bajando del acantilado y cruzar el río tan tarde no puede ser bueno para su salud.”

- “No hay nada que podamos hacer al respecto,” contradijo su hermana melliza y co-líder, “él hace lo que quiere, cuando quiere, y simplemente porque quiere, nosotros sólo podemos ayudarlo y cuidarlo; yo no me atrevería a decirle qué hacer, mucho menos qué no hacer. Además, de todos modos él no se va a mojar; Borc y Luna lo llevarán cargado acantilado abajo, a través del río y todo el camino hasta la Cueva Sagrada.”

- “Tampoco debería vivir en esa fría cueva,” insistió Marc, “Debería bajar a la casa, al menos en invierno. Algunos días en pleno invierno es imposible alcanzar la cueva. ¿Qué tal si se enferma y necesita ayuda? ¿Qué haremos si muere?”

- “Él no morirá, mi querido hermano, ha sobrevivido a todos los líderes antes de nosotros y nos sobrevivirá también. Es el hijo de la Gran Madre Tierra, nacido del espíritu de Ursus, él vivirá para siempre.”

Los dos líderes de los Durkenai observaron mientras la minúscula luz oscilante de las antorchas comenzaba a moverse, lo que significaba que su Viejo Padre y sus dos acólitos habían comenzado el descenso hacia el valle en su camino a la pequeña cueva en lo alto de la rivera opuesta, e intentaron controlar sus preocupaciones. La idea de perder a su líder espiritual había atormentado a Marc desde el mismo día de la ceremonia que hizo, de él y su hermana gemela, los líderes de la más importante comunidad esotérica de la región.

Pero debía ahuyentar los malos pensamientos, necesitaba que su mente estuviera clara y descansada. Pronto el Viejo Padre anunciaría el final del otoño y él tendría que presidir, junto con su hermana melliza, una semana entera de ceremonias relacionadas al inicio del invierno. Dos jóvenes futuros brujos mamutoi, uno sungaea, uno sabanii y dos mog-urs pasarían el invierno con ellos. Había también dos parejas hermano-hermana mamutoi, así como otros dos sabanii y un joven sungaea; todos ellos futuros líderes de sus tribus. Ninguno de esos jóvenes volvería con su pueblo sino hasta después del festival de la primavera. En esos tiempos, ningún brujo recibía la responsabilidad de los asuntos espirituales de su pueblo antes de someterse a un año completo de entrenamiento en el Valle Sagrado. Y ningún líder podría esperar jamás presidir el consejo de hermanos, o de hermanas, o de ancianos, a menos que su entrenamiento hubiera incluido pasar un año completo con los Durkenai.

* * * * * * *

El sol desapareció y el anciano se levantó para volver a su hogar en la Cueva Sagrada. Los dos jóvenes que siempre lo acompañaban, llevando cada uno una antorcha para alumbrar su camino, lo tomaron rápidamente por ambos brazos, ayudándolo a levantarse y guiándolo por el estrecho sendero acantilado abajo. Momentos antes de comenzar el descenso, el Viejo Padre se detuvo y se volteó para oler el aire. Estaban al final del otoño y el viento olía a nieve; el invierno, con sus pesadas nevadas y fuertes vientos, estaría estableciéndose pronto en el territorio de los Durkenai del Valle Sagrado de los Caballos y el Viejo Padre Durc sabía que, para él, este habría de ser el último.

jueves, 2 de julio de 2009

Pollo... ¿A la Carta?

Detesto las "cadenas", esos correos que te llegan y que supuestamente debes reenviar a tus amigos, pero hace unos días me llegó este video y sentí que debía difundirlo.

Con todos los periódicos y noticieros de radio y televisión hablando del crimen de Alicia Delgado y la participación de su pareja, Abencia Meza, ya nadie se acuerda de que hay cosas más graves más urgentes y más importantes.

No nos olvidemos que hay hambre en el mundo, que los niños siguen muriendo de frío a diario en Puno mientras toneladas de frazadas se queman por la desidia y la incompetencia de las autoridades encargadas, que todos los días los niños mueren de hambre, de frío y de abandono incluso aquí mismo en nuestra Lima, a la espalda de nuestras casas, mientras elegimos mirar a otro lado.

No nos olvidemos de las cosas verdaderamente importantes.

lunes, 29 de junio de 2009

Sueños...

Cuando me casé, hablo del siglo pasado, me fui a vivir a un minúsculo departamento en un edificio ubicado en una de las avenidas de más tráfico de la ciudad y, para mi desgracia, la ventana del dormitorio daba justo a la calle. El ruido de los autos, de las motocicletas y de los vehículos pesados que aprovechan la media noche y la madrugada para transitar esa vía, hacía totalmente imposible conciliar el sueño; entonces me acostumbré a dormir con el televisor encendido, el volumen lo suficientemente alto como para enmascarar los ruidos de la calle sin llegar a provocar las protestas de los vecinos.

Hoy que vivo en un vecindario tranquilo y de noches silenciosas, todavía conservo la costumbre de prender la televisión para conciliar el sueño cada vez que los pensamientos, las preocupaciones y las angustias me persiguen y no me dejan dormir. Y así fue como la otra noche la escuché hablándome al oído, diciéndome que no me preocupara, que estaba bien, que era feliz, que estaba empezando a vivir de nuevo. La voz era la de la de una artista de cine y las palabras la letra de una vieja canción en una vieja película; pero yo sentí que estaba hablándome a mí, llenándome de paz.

O tal vez sólo fue que me quedé dormido con la televisión encendida...



GRAN SUEÑO

Yo tengo un sueño propio
y es mío, sólo mío
ha sido mi amigo desde que era una niña.
Tiene una vida, tiene un corazón,
tiene un alma, y es parte
de todo lo que esta mujer da al mundo.

Y es un sueño grande
tanto como para compartirlo
como un arco iris, suspendido en el aire.
Y agradezco a Dios, por hacerlo realidad
me hace pensar que, quizás, Dios sea también mujer
me hace pensar que quizás Dios, sea también mujer.

Hay luna llena esta noche
y me estoy bañando en su luz
desnuda como el día en que nací.
No hay vergüenza bajo este cielo
he despedido el pasado con un beso
y curado mi roto corazón tan desgarrado.

Con un dulce sonido
que sólo yo puedo hacer
y se hace más fuerte con cada vez que respiro.
Y todo es parte del hacerme sentir nueva
me hace pensar que, quizás, Dios sea también mujer
me hace pensar que quizás Dios, sea también mujer.

[Samanta Mathis]

(Traducción libre por El GATO)

lunes, 22 de junio de 2009

Papá...

(Retiré esta entrada porque, sin querer, había herido a una persona maravillosa que se sintió aludida y no era esa la intención. Pero luego de editarla y ampliarla vuelvo a subirla porque creo que expresa un punto de vista personal válido.)

Ayer celebramos el Día del Padre en familia, en familión, casi en tribu. Mi padre tiene 92 años y toda excusa para estar con él es buena. Nos juntamos todos los hermanos con sus respectivas parejas e hijos y hasta mi hermana llevó a su suegro quien no tiene otra familia. La magia del Skype y dos laptops permitieron a mi hermano que vive en USA y a mi hermana que vive en Europa, sumarse con sus familias al cotorreo general. Fue algo muy sencillo; unos chorizos y unas alitas de pollo preparados en una parrilla que acomodamos en el descanso de la escalera, unas ensaladas preparadas por mis hermanas, un vinito de Queirolo para el brindis (sólo uno porque ahora "te vas adentro" si manejas con dos) y unas gaseosas para los chicos. No se necesita más para ser feliz ni para hacer feliz al viejo.

Al margen del aspecto comercial que cada año nos roba un poco más del verdadero significado de estas fiestas, la reunión de ayer me hizo reflexionar un poco sobre ese característico comportamiento "tribal" de nuestras sociedades latinas. Un día, si Dios me da vida, yo seré también un anciano y, entonces, viviré rodeado de mis hijos y mis nietos, en mi casa o la de uno de mis hijos. Y un día moriré rodeado de ellos en lugar de envejecer en un hogar para personas de la tercera edad, recibiendo apenas una llamada de mis hijos dos veces al año para mi cumpleaños y Navidad, para morir un día solo en mi cama o, si tengo suerte, acompañado de una enfermera pagada. Muchas cosas tenemos que envidiar a las sociedades más "avanzadas" del planeta, felizmente esta no es una de ellas.

Un tributo aparte se merecen los hijos que, por circunstancias de la vida, se ven obligados a internar a sus padres en instituciones para personas de tercera edad o para otro tipo de personas que requieren atención y cuidado las 24 horas. En muchos de esos casos la decisión se toma porque no hay alternativa y en otras porque, a pesar de que uno no quisiera hacerlo, comprende que es lo mejor para ese ser querido. Hijos que visitan a sus padres tantas veces como pueden, que les hablan todo el tiempo aunque pareciera estos no los ven ni los escuchan y que sufren por no poder hacer más, son sólo otro ejemplo de lo duro que es para nosotros separarnos de nuestros padres mayores.

Feliz día para todos los padres del mundo y gracias, Dios, por mis dos maravillosos hijos.

jueves, 18 de junio de 2009

Amigos que se van

Cuando tenía 23 años y trabajaba, como empleado civil, para una institución militar no me enamoré de la chica más sexy de la base. Aunque no era la más bonita, no había en la base ninguna mujer más atractiva, más deseada ni más envidiada (por las otras chicas). Estaba invitada siempre a todas las actividades sociales de los oficiales y tenía fama de chica fácil, pero yo no me enamoré de ella.

Nos hicimos amigos, no recuerdo ni cómo empezamos pero para cuando me dí cuenta ella era parte de mi vida y yo de la suya, era mi consejera, mi confidente, mi paño de lágrimas y yo el suyo. Ella tenía una oficina privada (a pesar de su juventud era una profesional con un alto cargo, igual que yo) donde nos encerrábamos por una o dos horas a conversar de nuestras intimidades, personales y profesionales, y provocar las habladurías de toda la base. Y resultó que no era una chica fácil. ¡Era virgen! Coqueta, entradora y hasta agresiva con los hombres en las actividades sociales, ese era sólo un mecanismo de defensa que ocultaba una chica dulce, tierna, soñadora, insegura y muy asustada.

Me ayudó con mi enamorada de entonces, de hecho me enseñó a entender a las mujeres (hablan otro idioma si acaso no lo sabían) y yo hice lo mismo por ella; para entonces yo ya sabía que la amaba como a una hermanita menor, y ella a mí. Le presenté a uno de mis mejores amigos a quien le aseguré, poniendo la mano al fuego por ella, que no era la clase de chica que su fama haría suponer. Se conocieron, se enamoraron, se casaron, tuvieron una hija y se murieron... los tres.

Todavía recuerdo la voz de mi secretaria al teléfono, "...el avión está desaparecido, parece que cayó al mar..." No podia creerlo, era como vivir una realidad alterna, pero dolorosamente real. Ella no tenía que haber viajado a Europa con la bebe pero una amistad le regaló el pasaje para que se reuniera por un par de días con mi amigo, su esposo, y se regresaran juntos luego de un largo viaje de trabajo que lo había mantenido por meses fuera del país. Ella no tenía estar en ese avión pero una gestión del cónsul peruano le consiguió la visa para poder hacer escala en los Estados Unidos y evitar tener que volver en Aeroflot vía Moscú. Nadie podía saber que esos favores, hechos de buena fe, le costarían la vida. El avión salió de Islandia con destino a Estados Unidos y desapareció en medio del Atlántico Norte, nunca se supo nada más.

Han pasado casi 20 años desde entonces y ahora que me vuelvo a encontrar en la circunstancia de tener que despedirme de quien es hoy mi más íntima amiga (aunque, ciertamente, no ha muerto y abrigo la remota esperanza de que la despedida no sea definitiva), no puedo dejar de recordar a la primera amiga que tuve. ¿Pueden un hombre y una mujer ser verdaderamente amigos? ¡Sí, sin ninguna duda! ¿Cuanto duele perder a un(a) amigo(a)? Muchísimo, y cuanto más íntima es la amistad mayor es el dolor de la pérdida. Más que dolor, es una sensación de ausencia, esa aplastante sensación de vacío que se siente al mirar por horas la bandeja de entrada sabiendo que ese correo no llegará, al revisar la lista de contactos del chat sabiendo que ese contacto ya no volverá a estar en línea, al contemplar el teléfono sabiendo que marcar ese número no tendría sentido, al tener tantas y tantas cosas que decir y no tener a quién decirlas.

" ...así es el vacío que se siente, cuando tú no estás..." (Alex Lora)

Un(a) verdadero(a) amigo(a) tiene una cualidad única, es alguien a quien confiamos nuestra intimidad sin tener porqué hacerlo y sin pedir ninguna otra cosa a cambio. Nosotros elegimos a quién damos nuestra amistad, no lo determina ni la naturaleza ni el azar, y eso lo hace tan único y tan especial. Perderlo(a) nos deja un enorme agujero en el corazón, tan grande que el tiempo nunca lo llega a cerrar del todo.

Hoy recuerdo a Raúl y a Fanny, los primeros amigos que perdí, y a todos los amigos y amigas de los que, en algún momento de mi vida, me tuve que despedir.

lunes, 1 de junio de 2009

Amor imposible...



...
Nunca soñé que amaría a alguien como tú.
Nunca soñé que perdería a alguien como tú.

No, no quiero enamorarme.
(este amor sólo me romperá el corazón)
No, no quiero enamorarme.
De ti.

Yo no…

Nadie ama a nadie...

[Criss Isaak]

sábado, 18 de abril de 2009

Carreteras mortales

En la madrugada del 22 de Marzo el conocido periodista Alvaro Ugaz murió luego de estrellarse contra la parte de atrás de un camión de carga en la autopista Panamericana Sur. En Jueves Santo nuestra seleccionada nacional juvenil Caroll Góngora y sus dos hermanas murieron cuando la camioneta en que viajaban perdió el control y chocó contra un camión estacionado fuera de la pista. Finalmente, el Martes pasado 20 personas murieron icineradas en segundos cuando el ómnibus en que viajaban se estrelló contra un cisterna de gas. Muchos accidentes ocurren a diario y mucha gente muere en las pistas pero estas tres tragedias, aparentemente absurdas, que tienen como factor común el exceso velocidad, me han hecho meditar sobre la actitud que tenemos todos frente a la seguridad vial. Qué es necesario que suceda para que los peruanos comprendamos finalmente que los límites de velocidad deben ser respetados?




Muchas cosas, por desgracia. Todo está tan mal que uno no sabe por dónde empezar. Desde unos límites de velocidad tan absurdos que hacen que a nadie se le ocurra respetarlos hasta una legislación tan absurda que promueve la corrupción policial.


Por ejemplo; yo recorro con frecuencia la Panamericana Norte y he encontrado cosas tan absurdas como un cartel indicando una velocidad máxima de 60 km/Hr en medio del desierto (salinas de Huacho) a mitad de una recta de más de 10 km con una autopista de doble vía en perfecto estado y kilómetros de visibilidad. ¿Qué sentido tiene ese límite de velocidad? Ninguno. Lo que pasa es que justo ahí hay un muro publicitario detrás del cual se puede esconder una patrulla que detendrá a todo conductor que pase para sacarle dinero. Si el dinero va a las arcas municipales en forma de multa o a los bolsillos del policía en forma de soborno es lo de menos, el tema es que ese límite de velocidad no cumple ninguna función de seguridad vial, sólo cumple una función recaudadora; y lo mismo se puede decir del 75% de tales límites. ¿Saben que hay tramos de la autopista, donde el límite legal es de 40 km/Hr... en medio de ninguna parte y sin nada que lo justifique? Río Seco es un ejemplo.


Y luego está la ley que ordena retener la licencia a cualquiera que sea detenido por exceso de velocidad. Es una buena ley en principio pero el problema es que, como las multas de tránsito son rentas municipales, luego de pagar la multa uno tiene que ir a buscar su licencia a la municipalidad de la zona. Si yo, por ejemplo soy detenido por exceso de velocidad en medio de un viaje de trabajo a 600 km de Lima, y no deseo caer en la tentación de sobornar al policía, tendré que esperar tres días para que mi licencia llegue a la municipalidad provincial de sabe-Dios-dónde para entonces a viajar hasta ese lugar y destinar un día entero a pagar la multa y tramiter el recojo de mi licencia. La alternativa es aceptar la insinuación del policía y dejarle "una contribución voluntaria" que no será ni el 10% de la multa sin contar con el costo del tiempo perdido. ¿Cuántos conductores creen ustedes que decidirán pagar su multa? ¿Cuántos policías creen ustedes que no sugerirán la alternativa? Las reglas viales son absurdas porque a los encargados de ponerlas no les interesa la seguridad vial en absoluto, sólo les interesa la recaudación; de hecho ellos preferirían que nadia cumpliera esas normas de tránsito y eso es lo que explica lo absurdas que son.


Todo el sistema está podrido. ¿Alguien para en un letrero de "Pare"? ¿Alguien obedece las luces rojas de los semáforos a media noche? ¿Alguien baja del ómnibus únicamente en los paraderos? ¿Alguien respeta TODOS los límites de seguridad? La respuesta es... Nadie. Existe una cultura de la incultura, nuestras pistas y carreteras se rigen sólo por la ley del más fuerte (o el más osado) y nadie parece tener ni idea de por dónde empezar a arreglarlo. Nadie con autoridad parece siquiera estar verdaderamente convencido de que es necesario arreglarlo.


Tendríamos que empezar por tener reglas viales que tengan sentido y que puedan ser cumplidas sin caer en el absurdo. Tendríamos que tener autoridades políticas que buscaran la seguridad vial por encima de la recaudación de fondos. Tendríamos que tener policías con vocación de servicio que considerasen el soborno como un insulto y un delito y no, como es ahora, un complemento universalmente aceptado de sus escasos salarios. Tal vez entonces tendríamos letreros de "Pare" únicamente donde se necesitan y todos pararían al llegar a ellos. Tendríamos límites de velocidad fijados con criterio técnico y todos los cumplirían para no poner su vida en peligro. Tendríamos semáforos que funcionen correctamente y con lógica y todos los obedecerían. Tendríamos transportistas que cumplieran con los reglamentos de transporte público y el público sería el primero en exigírselo.


Y no estaríamos en el Perú real, estaríamos soñando sólo para despertar al día siguiente y volver a nuestra dura realidad.

martes, 31 de marzo de 2009

Fantastic

Buscando en YouTube el video para la entrada anterior no pude evitar la tentación de ver y escuchar algunas de mis canciones favoritas de Joan Manuel Serrat, y así tropecé con ésta que no había escuchado en años y que me hizo pensar... en alguien muy especial.



Nadie como Serrat es capaz de juntar en una sola bella poesía las reflexiones éticas, la crítica social y las palabras de amor; y lograr que todo tenga tanto sentido, como sólo la verdad más pura puede tenerlo.

No he podido evitar escucharla una y otra vez desde hace días, una y otra vez, especialmente la última estrofa:

...
Sería todo un detalle
y todo un gesto, por tu parte,
que coincidiésemos, y te dejases convencer,
y fueses tal como yo te imaginé...

miércoles, 25 de marzo de 2009

Perú - Chile

No voy a hablar del partido de fútbol que se viene, sino del tema que ha llenado las páginas políticas de los periódicos estas últimas semanas a raíz de la presentación del reclamo peruano ante las corte internacional de La Haya por el tema de la delimitación de la frontera marítima.

Es claro, para cualquiera que estudie el problema en un mapa, que la posición chilena desafía la razón; pero eso no debe llamarnos la atención, el propio lema de la hermana república del sur lo dice claramente: "Por la razón o por la fuerza". Hay que comprenderlos, no pueden dejar de ser lo que son, y lo que son es un anacronismo.

Y es allí a donde quería llegar. Ya los belicistas en ambos países, políticos y militares, retirados y en actividad, estás sonando sus trompetas y alzando sus voces como si esto no fuera el siglo XXI y la guerra todavía fuera la mejor manera de hacer las cosas. Uno pensaría que la humanidad ya debía haber superado esa etapa.

Yo creo que todos, y me refiero a todos sin excepción, en Perú, Chile y en todo el mundo, deberíamos tomar por nuestra cuenta y como obligación de conciencia ir sacando de las esferas del poder político a todos estos personajes que sólo quieren jugar a los soldaditos y levantarse el dinero que ese juego produce, dejando que los demás paguemos el costo en dinero pero también en sangre y sufrimiento.

Debemos dejar de ser indiferentes, debemos tomarlo como algo personal. Si no lo hacemos, nuestros hijos pagarán nuestra desidia.

A todos esos soldaditos de barro y todos esos politiquillos que los alientan, les dedico esta canción del poeta y cantautor español...

jueves, 26 de febrero de 2009

Stevie Nicks

A mis 19 años me enamoré de una mujer mas de diez años mayor que yo. Nunca la ví en persona pero estaba en los videos que, primero en FM7 y luego en Disco Club, me mantenían pegado a la pantalla del televisor.

Dicen por ahi que es una bruja Wicca y debe ser cierto pues a mí me embrujó y sigo embrujado hasta la fecha. La más seductora bruja que jamás pisó un escenario de Rock tiene hoy ya más de seis décadas y sigue embrujando con su sola presencia.

Pero yo prefiero recordarla como era entonces cuando, aunque estaba drogada casi todo el tiempo, subía al escenario e hipnotizaba a todos, espectadores y músicos por igual, desnudando su alma y cantando su lucha contra la drogadicción, el sexo sin amor y todos sus demás demonios internos.

Luego de vencerse a sí misma Stevie es hoy un ejemplo, para todas esas estrellitas estrelladas de hoy, de lo que debe ser una verdadera artista, una verdadera estrella y una verdadera dama.





Rockea mujer de oro en polvo
Toma tu cuchara de plata
Cava tu tumba

Desafío descorazonado
Elige tu camino y yo rezaré

Despierta por la mañana
Mira derrumbarse tus amores del amanecer
Los malos amantes eligen sus presas
Pero nunca lloran a viva voz

¿Acaso te hizo llorar?
¿Te hizo quebrarte?
¿Despedazó tus ilusiones de amor?
¿Y ya todo terminó? - ¿Sabes tú cómo?
Recoge los pedazos y ve a casa.

Rockea reina ancestral
Sigue a aquellos que palidecen
A tu sombra

Los gobernantes son malos amantes
Es mejor que pongas tu reino en venta

¿Acaso te hizo llorar?
¿Te hizo quebrarte?
¿Despedazó tus ilusiones de amor?
Pero ya todo terminó - tú sabes cómo
Recoge los pedazos y ve a casa.


(Traducción libre por El GATO)

viernes, 20 de febrero de 2009

El Alce y el Lobo.

Aunque esta historia no es mía, la leí en alguna parte en algún momento de mi ya muy lejana infancia, la he redactado yo sin copiarla de ninguna otra parte que no sea mis más oscuros recuerdos.

Me dejó grabadas en el alma sensaciones de angustia, de ansia, de excitación y, sobre todo, una conciencia de la inevitabilidad del rol que a cada uno nos ha asignado el destino en esta vida.

Y ahora la comparto con ustedes...

El Alce y el Lobo.

Ya estaba casi al final del día, al final de la estación, al final de su vida. No había rastros de nieve aún pero el invierno estaba casi por comenzar y el viento helado soplaba tan fuerte que casi no podía ver por dónde iba, aunque en realidad su vista nunca había sido buena para empezar. Los pulmones le dolían con cada inhalación; estaba cansado, estaba solo y estaba sediento. Más que nada, estaba sediento.

El terreno le resultaba familiar, la tundra estaba siendo reemplazada por el bosque y la hierba cedía su lugar a espinosos arbustos y altos árboles. El terreno estaba cada vez mas cubierto de obstáculos, era más difícil mantener el paso y estaba sediento. No había bebido un sorbo de agua en dos días, no había comido tampoco aunque el hambre no lo torturaba tanto como la sed; pero siguió avanzando.

Se sentía furioso, resopló, tosió y sintió el sabor de su propia sangre en la boca, el olor de su propia sangre en el piso frente a él; se sintió viejo, enfermo y, cosa extraña, asustado. Y no estaba acostumbrado a sentirse asustado, ni cansado, ni sediento.

El olor del agua llenaba sus fosas nasales, el sonido del agua corriendo por el arroyo a su lado llenaba sus oídos, pero no se atrevió a detenerse. No podía detenerse. No se detendría.

Sabía que no se lo permitirían... El no se lo permitiría.

¡Malditos lobos!!!

Oscurecía la tarde, no que eso importase, pero parecía que no iban a comer hoy. Todavía no, aunque... quizás esta noche, con toda seguridad mañana. El gran lobo gris miró a la jauría que corría junto a él, se sabía el lobo más grande, el más poderoso, el más astuto, el más fuerte y el más sabio que había; por eso era el líder de la jauría. Sin embargo ya no era joven, muchos lobos solitarios se habían dejado confundir por sus años y habían intentado destronarlo sin éxito, él los había derrotado en sangrientas batallas; pero sabía que un día sucedería, un día sería derrotado, pero ese día no había llegado aún.

Levantó el paso, ya era tiempo que él tomara el mando de la persecución. Corrió buscando alcanzar al viejo alce que habían estado siguiendo dos días ya; era peligroso pero tenía que hacerse. Sabía que no podía matarlo aún pero sabía que podría lograrlo; lo había hecho antes aunque solamente una vez, cuando era el cazador más joven de la jauría, pero recordaba perfectamente cómo hacerlo. A la presa no debía permitírsele comer, beber ni descansar y parecía como que iba a intentarlo. Aulló y corrió cerrando en un instante la distancia con su presa; todos sus cazadores lo siguieron gruñendo y ladrando, amenazando morder las patas traseras de su presa y obligándolo a aumentar su velocidad.

Cuidándose siempre de su mortal cornamenta, sin olvidar que ya dos de ellos habían quedado atrás muertos o moribundos al inicio de la persecución, los lobos dejaron al viejo alce ganar un poco de terreno. El líder se detuvo por un poco de agua y varios de sus cazadores hicieron igual, pero un instante después estaban nuevamente en marcha; el resto de la jauría no se detendría por agua hasta que él y los que lo acompañaban los alcanzasen. Ya casi podía saborear su presa y se sentía muy bien.

Nunca pensaba en su jauría, durante una cacería, sino como la extensión de su propio cuerpo. Era como tener siete bocas, siete narices, catorce pulmones y ventiocho patas con solamente un cerebro; el suyo. Por supuesto él no sabía de números, no en ese sentido, pero estaba sin embargo orgullosamente consciente de su jauría. Había un vago sentimiento de pérdida, sabía que debería haber un par más de ellos, pero había desechado ese pensamiento ya dos días atrás cuando habían dejado de respirar. Era duro pero la naturaleza era así. El alimento era escaso y él debía cuidar de los vivos.

Normalmente no intentaría ir tras un alce adulto, pero la jauría necesitaba carne, no había otros animales a la vista y aquél parecía lo bastante viejo como para que valiera la pena el intento. La caza sería larga y la carne sería dura, pero no había otra opción. Afortunadamente los cachorros de este año, a pesar de no poder cazar todavía, estaban lo bastante crecidos como para correr detrás de la jauría.

Se detuvo. Había gotas de sangre en la tierra y las olfateó. Sabía lo que eso significaba, lo recordaba. Comerían antes del amanecer.

COMENZAMOS

Hola.

Creé este blog sin querer, por ignorante, ignorante de todo lo que es el mundo de los blogs. Sólo quería tener una identidad con la que participar comentando en un blog que seguía, y sigo. Desde entonces este blog ha estado vacío, abandonado, esperando que se me ocurriera qué hacer con él.

Pero a partir de ahora va a ser el lugar para compartir mis meditaciones sobre... todo, mis malísimos esfuerzos literarios y, de vez en cuando, los videos y la música que me gustan o me dicen algo.

¿Compartirlos con quién?

Con todos, con nadie, sobre todo conmigo mismo.

No sé nada de blogs así que disculpen, ustedes pobres despistados que cayeron por aquí sin tener culpa alguna, si acaso no tiene un bonito diseño ni nada de las muchas cosas interesantes que he visto en otros blogs. Las iré implementando cuando aprenda cómo.