domingo, 2 de agosto de 2009

Los Viejos Amigos (IV)

Hay dos viejos amigos más que les quiero presentar, pero por más que pensaba no me podía decidir a quién presentar primero, a quién dejar para el final.

La canción que decidí compartir hoy con ustedes pertenece a José Luis Perales y, aunque no trae un mensaje especialmente filosófico ni profundo, la llevo en el corazón y me ha acompañado siempre porque no me deja olvidar uno de mis más acariciados sueños aún sin cumplir. Ya dije alguna vez que estoy enamorado del viento y del mar; pues uno de mis sueños, uno que pienso cumplir de todas maneras antes de marcar mi tarjeta de salida, es el de navegar en mi velero desde aquí hasta las Islas Galápagos y de regreso, tal vez acompañado de alguien a quien ame y que me ame a mí. Por supuesto que primero tengo que hacerme de un velero oceánico, ya que en mi Sunfish no voy a llegar muy lejos, pero es un sueño que me he prometido no abandonar jamás.

Y así, esta canción de José Luis Perales es el penúltimo de los Viejos Amigos que quería compartir con ustedes.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Estuve pensando muchas cosas para comentar. Se me ocurrieron reflexiones bonitas sobre un enamorado del viento y del mar. Algunas muy bonitas... y eso que yo soy bien exigente :)

Pero acabo de escribir un post sobre un tema muy particular y ahora que vine a poner el comment y volví a escuchar la escuchar la canción sólo puedo contar una historia que iniciamente no pensé en contar.

Esta canción la cantaba mi mamá muchas veces. Se la sabía de memoria y me decía que cuando la cantaba se acordaba de muchas historias maravillosas que vivió con mi papá. Ahora la canto yo... muchas veces. Es una canción lindísima. Para mí significa tantas y tantas cosas...

En la mesita de noche de mi mamá siempre hubo, desde que tengo memoria, al menos, una foto de mi papá. Era una foto sencilla. Él era un jóven de unos 25 años, apuesto y sonriente. Con la mirada limpia y honesta. Un hombre sencillo. Un caballero. Estaba parado mirándo hacia la cámara, en la popa de un bote, no muy grande y flotando en el mar. En letras pequeñas se veía el nombre del bote. Ahora, esa foto la tengo yo en mi mesita de noche. Su bote se llamaba "Libertad".