sábado, 18 de julio de 2009

Las prendas del amor

No hago otra cosa que pensar en ti. Por halagarte y para que se sepa, tomé papel y lápiz y esparcí las prendas de mi amor sobre la mesa. Buscaba una canción y me perdí en un montón de palabras gastadas. No hago otra cosa que pensar en ti... y no se me ocurre nada. (Joan Manuel Serrat)

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A estas alturas del siglo 21, de la edad de la informática la realidad virtual y la red mundial. ¿Cuales son las prendas del amor?

Acaso un acceso autorizado a un album de fotografías digitales, acaso la carpeta Recibidos de un servidor de correo en línea, acaso un disco virtual con acceso compartido. ¡Cuánto han cambiado los tiempos!

Después de releer todos los eMails, después de volver a ver todos los álbums, despues de revisar todos los archivos descargados y recordar sus circunstancias particulares. Después de recordar cada anécdota, cada promesa, cada sentimiento, cada pelea y cada reconciliación. ¿Dónde más buscar inspiración? ¿Dónde buscar consuelo? ¿Que más nos queda?

Nos queda todo aquello que teníamos "antes-de", lo que no es compartido sino propio, lo que fue en un tiempo alimento para el alma y ahora, olvidado en el más oscuro rincón de la memoria, espera fielmente por nosotros. Las viejas canciones, los viejos poemas, los viejos libros que leímos, los que alguna vez escribimos. Todos esos recuerdos de nuestra vida que habíamos dejado olvidados pero que siguen vivos dentro de nosotros, siempre allí como los viejos amigos, dispuestos no a decirnos nada sino simplemente a acompañarnos.

Y entonces, agradecidos, nos refugiamos en ellos; porque cuando queremos escondernos a lamer las heridas de nuestra propia conciencia, no hay mejor compañía que la de los viejos amigos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace tiempo leí una pequeña obrita, una separata, en realidad, de un poeta y filósofo griego que murió hacia el 250 a.c. Se llamaba Teócrito. Me copié un textito que supongo que en griego debió ser más bonito o más poético. La traducción al castellano que me llegó decía así:

"Verdaderamente, una inmensa alegría puede acompañar los pequeños regalos y por eso son preciosas las cosas que vienen de los amigos".

Por lo que leo en tu post, hoy, más de 2,250 años más tarde, en la edad de la informática, la realidad virtual y la red global, las palabras de Teócrito sigen teniendo plena vigencia :)

Tom Katze dijo...

Y tanto más cuanto los pequeños regalos que nos llegan de los amigos no son materiales sino cosas que sólo tienen significado para uno.
Esos son los más preciosos y los que yo más atesoro.
TK